Recuerdo que en ese entonces deseaba fervientemente tener la lucidez frente a las 'fauces del abismo' del personaje de Poe en "Descenso al Maelstrom" [si no lo leyeron, les diría que ya es hora de que lo hagan].
Quizás mis reflexiones no fueron tan emocionantes como aquel relato, pero de igual manera atravesé la tormenta y pude contar el cuento.
Después del naufragio tuve momentos en que solo podía quedarme parada en la orilla viendo cómo algunas olas se alejaban llevándose fragmentos de mi vida. Pero siempre, sin excepción, aunque te quedes parado en la orilla sin moverte, la marea se encarga de que el agua vuelva a mojarte.
[...]
Este domingo me fui a San Pedro, con la intención de presenciar el debút en Aguas Abiertas de una "amiga del agua" y dedicarme a tomar sol y sacar fotos. El amanecer anunciaba un día caluroso y radiante, pero la ruta se encargó de acercar una tormenta y al bajar del micro la lluvia lo cubría todo y parecía que nunca iba a dejar de caer (cosa que me hizo pensar mucho en "El imperativo del Agua" -otra vez: si no lo leyeron... ya es hora)
Al llegar al Club Náutico totalmente empapada comencé a sentir la adrenalina que contagiaban todos los asistentes al evento y me dieron unas ganas locas de anotarme y nadar (bien locas considerando que hace un año no entreno y apenas había que recorrer 7 km). Mi parte racional (que todavía resiste escondida en algún rincón de mi mente) apaciguó las ganas y se concentró en seguir combatiendo al frío que sacudía mi cuerpo.
La organización del evento decidió suspender la competencia por razones climáticas frente a los aplausos de unos y la desilusión de otros.
Así fue que quedé convidada a compartir el resto de la jornada con más amigos del agua. El río, la natación, las competencias, los trabajos, los grandes nadadores y las propias experiencias siempre son fuentes inagotables de conversación. Y así las nuevas olas comienzan a mezclarse y a compartir vaivenes. Y entre vaivenes salió el sol, y entre vaivenes terminé caminando en malla hacia al río para nadar la "Maratón Acuariana" en la cual todos ganamos el placer del recorrido, la satisfacción del desafío y la felicidad de compartir ese bautismo sin palabras, solo con sensaciones, entre hermanos del agua.Gracias a todos y cada uno de ellos por la experiencia:
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