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jueves, 17 de julio de 2008

Otra noche oscura


El año pasado escribía en Aguas Oscuras...

"El 18 de julio de 1994 estaba en mi oficina del depósito de Droguería Americana en la calle Moreno al 2000. A las 9:53 hs escuchamos una explosión fuertísima que sacudió el portón de entrada. A los 10 minutos estábamos recibiendo llamados de Farmacia Rex y del Hospital de Clínicas pidiendo algodones, gasas y soluciones fisiológicas. Empezamos a correr de un lado a otro apilando bolsones de algodón y cajas de sueros. No teníamos tele, solo la radio nos traía una aproximación de lo que pasaba a solo 10 cuadras. Un compañero que era oficial de reserva fue enseguida pero volvió después de un par de horas porque no lo dejaron pasar para ayudar. Lo que nos contó nos dejó con la boca abierta. No se podía creer tanta destrucción y tanta necedad por parte del gobierno. Había pasado el atentado a la Embajada de Israel sin pena ni gloria (quizás porque la pena fue solo para unos pocos)..."

Hoy, en medio de los bocinazos y el desvío del tránsito en la esquina de casa, pienso en los afiches que me (nos) recuerdan cuántas vidas se terminaron en un minuto hace ya 14 años.
Hoy será otra noche oscura donde lo único que brillará serán las velas de la vigilia...
Más información: 18 de Julio

lunes, 29 de octubre de 2007

Ando con una cara...

Mafalda: ¿Y tu papá Libertad, a quién piensa votar en las próximas elecciones?
Libertad: Callate! Anda con una cara, pobre!

M: Ah, ¿todavía no se decidió por ningún candidato?
L: Sí, se decidió, ¡y anda con una cara, pobre!

M: ¿Por qué? ¿Piensa que ese candidato va a perder?
L: No. Piensa que va a ganar, ¡y anda con una cara, pobre!

M: No entiendo a tu papá Libertad: Sabe a quién votar en las próximas elecciones, piensa que ese candidato va a ganar, ¿y no está contento?
L: No, ¡anda con una cara, pobre!

M: Pero... ¿por qué?, ¿acaso supone que al candidato no lo van a dejar gobernar?
L: A veces supone eso, ¡y entonces anda con una cara, pobre! Otras veces supone que sí, que lo van a dejar gobernar, ¡y también anda con una cara, pobre!

M: ¡Pero Jorobar! ¡Si tanto le fastidia ese candidato, por qué cuernos no se le ocurrió votar a todos los otros!

L: Se le ocurrió. ¡Y anduvo con unas caras, pobre!


Gracias Quino! - Imagen robada del blog de Guillermo Hernandez

Democracia, Divino Tesoro

No es la Argentinidad al palo, de hecho creo que no importa que haya ganado Cristina, mujer que de golpe solo conocemos por el nombre, como el Diego. No me importa todo esto. No debe importar todo esto, total los políticos seguirán haciendo las suya (seguimos votando listas larguísimas de gente que no conocemos pero que probablemente poco harán). No importa todo lo malo. Importa lo único bueno que es poder elegir. Aunque sea esta triste lista de gente. Pero es Democracia. Siempre será una victoria el poder elegir. Siempre que elijamos seremos libres. Lo que sea. Amigos, trabajos, compañeros, quien querer y quien odiar. Elegir siempre es bueno. Y eso seguirá siendo lo importante. No Cristina o Roberto o Lilita. Son solo nombres. Lo importante seguirá siendo elegir, aunque sea entre la pobre oferta que hay. Ya vendran mejores elecciones.

jueves, 25 de octubre de 2007

Solo 4 días... y un voto por 4 años

El próximo domingo hay elecciones y el simple acto de llegar a una escuela, poner una boleta en un sobre y el sobre en una urna, no es algo que se defina en ese momento, sino que es el punto de partida para los próximos 4 años.
No tengo ni la clave del exito ni la convicción de que exista un candidato salvador. Lo único que tengo es una pregunta: ¿de qué se ríen los candidatos en los carteles? (no paro de tararear "Solito Vas" de Las Pelotas)
Cada noche, cuando salgo del club, veo a decenas de persona viviendo en las calles. Durante el día pasan desapercibidos, pero de noche, cuando la ciudad se calma y las veredas se vacían uno no puede hacerse el tonto: están ahí. Y la imagen del candidato o candidata sonriente drente a tanto desamparo me conmueve.
Muchos hablan de los porcentajes del INDEC, de que si es un dígito o dos dígitos... Pero detrás de los dígitos hay personas. Y nada menos que 10 millones. Un cuarto de la población es pobre y si esto no es más importante que la inseguridad, no entiendo nada. No se trata del tomate o la papa, se trata de 10 millones que no pueden elegir ni uno ni otro.
Mi reflexión: Descartes dijo el famoso "Pienso, luego existo". Tomémonos estos 4 días para pensar y hacernos cargo del papelito que pongamos en el sobre el domingo... y de sus consecuencias...


Solito Vas

Una alfombra azul para nuestro rey
Rey de los que no tienen ni para comer
Afila el cuerno que
Nunca se irán, esto es así
Siempre fue igual.

No existe un mago que te haga feliz,
No existe un hombre para servir,
No vale nada lo que vos decís,
Pero no tengas miedo del arlequín.
Solito vas, solito vas....

Que caras más sonrientes hay en el cartel,
Ríen de todas las cosas que nos van a hacer,
Volvete globo que
Nunca se irán, esto es así,
Siempre fue igual.

Y si lo sigues te vas a decir
Que bueno el amo no va a fingir.
Como muñecos de un final feliz
Durmiendo alegres el porvenir,
Pero, solito vas, solito vas...

Las Pelotas - Todo por un polvo (1999)

viernes, 12 de octubre de 2007

515 años después... ¿qué festejar?

El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.
Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar ("que deprendan fablar"). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental ("mentally retarded") porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.)
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir ek nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.

Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.
El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el otrocidio.
En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Fundacao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.
Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.
La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugiso comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.
El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer: vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.

El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador:
-No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.
Y canta lo que le cuenta la neblina:
-Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío.
Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo:
-Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.
Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?
El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demas instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.
Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.

El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América:
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.

jueves, 16 de agosto de 2007

Dolor Pais

Hoy me enteré muy temprano que murió Silvia Bleichmar, una gran psicoanalista a la que tuve la oportunidad de escuchar en varias clases y a quién admiré por la pasión que ponía en cada trabajo y la claridad que tenía para trasmitirlo.
Con una lista intermenable de títulos y premios obtenidos y una infinidad de trabajos (libros, ensayos, seminarios) publicados era una excelente profesional, una mujer apasionada y por sobre todo, una buena persona. Un extenso curriculum podría decir mucho de ella, pero más dicen sus escritos, así que les dejo unos recortes de "Dolor Pais" un libro publicado en 2002 que pone a la Argentina sobre el diván:
"Cómo se mide, en índices aceptables, la suba inexorable del "dolor país"? Si la sensación térmica es una ecuación entre temperatura, vientos, humedad y presión atmosférica ¿por qué no emplear combinadamente las nuevas estadísticas de suicidio, accidente, infarto, muerte súbita, formas de violencia desgarrantes y desgarradas, venta de antidepresivos, incremento del alcoholismo, abandono de niños recién nacidos en basurales —metáfora magistral de la convicción que tienen los miserables irredentos de que su prole no tiene ni tendrá otro destino—, deserción escolar, éxodo hacia lugares insospechados... para medir el sufrimiento a que somos condenados cotidianamente por la insolvencia no ya económica del país sino moral de sus clases dirigentes? El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo evaluó en algún momento "índices de sufrimiento humano", construidos a partir de diferentes variables: inseguridad, expectativa de vida, tasa de suicidios, mortalidad infantil... Estos datos objetivos no dan cuenta sin embargo, tal vez porque es imposible hacerlo, de los múltiples dolores cotidianos, del desgarramiento interior de quienes los padecen: habría que sumergirse hasta el fondo de los seres humanos, tolerar el horror que números y planillas no reflejan, para encontrar allí las imágenes de la devastación sorda a la cual han sido sometidos.
...El "dolor país" se mide también por una ecuación: la relación entre la cuota diaria de sufrimiento que se les demanda a sus habitantes y la insensibilidad profunda de quienes son responsables de buscar una salida menos cruenta.

...Cuando yo era niña los mayores repetían, con un tono mitad reprochante mitad benévolo, una frase que no por irritante tuvo efectos menores en nuestras vidas: ¡Cómo se nota que este país no tuvo hambre ni guerras! Lo decían cada vez que dejábamos la comida en el plato, lo repetían cuando pedíamos algo de manera especial para luego descartarlo, insistían en ello cuando nos rehusábamos a usar ropas de la temporada anterior porque el color o el modelo habían dejado de estar en vigencia, y cuando queríamos una muñeca o una bicicleta de cierta marca no sólo porque nos gustara sino porque todos los chicos del barrio la tenían.Cincuenta años después el país había atravesado hambre y guerras, y como una profecía autocumplida nuestra generación realizó el deseo mortífero de identificarse con sus padres. Ya no somos menos que ellos, ya tuvimos nuestras guerras y ahora tenemos el hambre, y de modo inexplicable, ya que en este país siempre se supuso que podía faltar cualquier cosa, menos comida. Y es que la comida en realidad nunca ha faltado, siempre ha estado allí, por eso no se entienden los índices de mortalidad infantil incrementados, ni el deterioro de los viejos, ni la subalimentación de las embarazadas, ni el retorno de la tuberculosis... El hambre, por otra parte, nunca se transformó en hambruna, y no sólo porque mal que bien siempre hemos tenido cosechas, sino porque existieron, de modo salvador, las ollas populares, que tuvieron su dignidad solidaria cuando se hacían en las puertas de las fábricas en huelga y mostraban la voluntad de resistir no sólo al hambre sino al riesgo de quedarse sin trabajo, y que hoy se han tornado la marca de la miseria y de la compasión, y como ya no hay fábricas se instalan en las iglesias y en espacios privados que algunos menos desafortunados han creado para dar cuenta de que aún se sostiene, aunque sea en el marco del deterioro y la desintegración social, el concepto de semejante.


...La banalidad del mal es la indiferencia, la posibilidad de ejercicio de una acción de destrucción sin la menor compasión porque la víctima ha dejado de ser nuestro semejante. Y es eso lo que se intentó producir en la Argentina de los últimos diez años: la convicción de que no había otro camino que tirar al río a la mitad de la población, para que se salvaran los que lograban sobrevivir.


...Sin embargo, en medio de esta sensación de destino trágico, la voluntad de seguir haciendo nos sorprende cotidianamente: Hay en mi barrio una señora, sobria y educada, que todos los días produce una historia que vende a quien se le cruce a cambio de una limosna: hoy con un hijo epiléptico, ayer un marido hemipléjico, mañana su madre inválida que ha tomado a cargo los nietos huérfanos, alguna vez contó que le habían robado la cartera, otra, que vino a ver a un familiar enfermo y ahora tiene que internarlo… Sus mentiras producidas sobre el trasfondo de una verdad tan banal que ya no convoca a nadie, como la de ser sola, desocupada y sin hombre que la sostenga, apela constantemente a una inventiva digna de la picaresca más tradicional -lo cual no obtura el hecho de que en esa verdad que retorna de una familia diariamente inventada de viejos lisiados y niños carentes, despojo de bienes y orfandad, asoma su propio rostro dando cuenta de que no es de otros que habla, sino de sí misma, ya que ella es la conjugación de todos los personajes que habitan sus relatos. Si su representación cotidiana provoca la indignación de muchos que no comprenden la profunda creatividad que anima su desesperanza, despierta también la simpatía de otros que saben que en ella confluye un país en cuya exterioridad volcada por las calles se despliegan todos los modos del arte como desbordamiento del espíritu que se rehusa a ser aplanado a lo puramente autoconservativo. Cuando la he encontrado comprando no un pan sino una medialuna rellena con el dinero tan trabajosamente obtenido - medialuna que no me extrañaría que haya comido en otra época con platito y mantel -, sé que en ella asoma también el país que se rehusa a morir, con sus producción desbordada de cine, teatro, pintura, recitales, encuentros vecinales, relatos en voz alta, diálogos insólitos entre desconocidos, poetas que autoeditan, revistas de papel pobre e ideas ricas, bandoneones y bailarines derramados generosamente sobre nosotros. Y que sus historias dramáticas son fragmentos de un aguafuerte que se ha encontrado con un mundo en el cual no hay enmarcado posible si no lo construimos, porque ya no queda resto para un diálogo de lechería en el cual retorne la muletilla con la cual Arlt hizo famoso el verso amoroso del porteño: “Pero, acaso, ¿yo te juré amor eterno?” dicho en este caso por un político al cual le reprochamos como una novia desengañada sus promesas incumplidas. El gesto que algunos califican de soberbio de mi vecina, que se niega a comprar pan y sigue comprando medialunas de manteca, es, por otra parte, una afirmación de su voluntad de rehusarse a una desidentificación de sí misma. Si ella cede, si acepta que con lo que obtiene de su trabajo de representación sólo puede sobrevivir, la vida pierde todo sentido porque ha dejado de ser, definitivamente, quien era." ...

miércoles, 18 de julio de 2007

Aguas Oscuras


El 18 de julio de 1994 estaba en mi oficina del depósito de Droguería Americana en la calle Moreno al 2000. A las 9:53 hs escuchamos una explosión fuertísima que sacudió el portón de entrada. A los 10 minutos estábamos recibiendo llamados de Farmacia Rex y del Hospital de Clínicas pidiendo algodones, gasas y soluciones fisiológicas. Empezamos a correr de un lado a otro apilando bolsones de algodón y cajas de sueros. No teníamos tele, solo la radio nos traía una aproximación de lo que pasaba a solo 10 cuadras. Un compañero que era oficial de reserva fue enseguida pero volvió después de un par de horas porque no lo dejaron pasar para ayudar. Lo que nos contó nos dejó con la boca abierta. No se podía creer tanta destrucción y tanta necedad por parte del gobierno. Había pasado el atentado a la Embajada de Israel sin pena ni gloria (quizás porque la pena fue solo para unos pocos). Lo único que puedo decir al respecto es "Menem lo hizo". Pero no es el único responsable. En esto, como en tantas otras cosas, todos somos en parte responsables, porque no exigimos que la Justicia cumpla su función y damos por sentado y aceptamos resignados que esto es Argentina y las crímenes más importantes dificilmente se resuelven...
No puedo creer las noticias de hoy.
No puedo cerrar los ojos y hacer que desaparezcan.
¿Cuánto tiempo, cuánto tiempo tendremos que cantar esta canción?
¿Cuánto tiempo?
Esta noche podemos ser uno.
Botellas rotas bajo los pies de los niños.
Una calle sin salida sembrada de cuerpos.
Pero no haré caso de la llamada a la batalla.
Me pone de espaldas, de espaldas contra la pared.
Domingo, sangriento domingo.
Domingo, sangriento domingo.
Y la batalla no ha hecho más que comenzar.
Hay muchas pérdidas, pero ¿puede alguien decirme quién ha ganado?
Las trincheras cavadas en nuestros corazones,
y los hijos de las madres, los hermanos, las hermanas separados.
Domingo, sangriento domingo.
Domingo, sangriento domingo.
¿Cuánto tiempo, cuánto tiempo tendremos que cantar esta canción?
¿Cuánto tiempo?
Esta noche podemos ser uno. Esta noche, esta noche.
Domingo, sangriento domingo.
Domingo, sangriento domingo.
Seca las lágrimas de tus ojos, limpiaté las lágrimas,
seca tus ojos inyectados en sangre.
Domingo, sangriento domingo. Domingo, sangriento domingo.
Y es verdad que estamos inmunizados,
cuando los hechos son ficción y la TV es la realidad,
y hoy los millones lloran.
Comemos y bebemos, mientras mañana ellos mueren.
La verdadera batalla acaba de comenzar,
para reclamar la victoria que Jesús ganó.
en un domingo, sangriento domingo.
Domingo, sangriento domingo
(Sunday Bloody Sunday - U2)

martes, 10 de julio de 2007

Agua Helada


"La ley de la civilización quedó sepultada bajo la nevada mortal".
Esta frase la dice Favalli, amigo de Juan Salvo, en 1957, en las primeras hojas de "El Eternauta".

La nevada de ayer no fue mortal, al menos para la mayoría de nosotros. Pero contribuyó a continuar sepultando un poco más, la ley de la civilización.
Minutos antes de que cayeran los primeros copos, terminaba de ver "Los Niños del Hombre" (por favor, véanla) y pensaba lo cerca que estamos de un futuro semejante. Aún sin jaulas (y digo aún porque no me extrañaría que las comiencen a fabricar muy pronto) miles de seres humanos miran a ¿"la civilización"? desde afuera.
En el trayecto de 10 cuadras que hago diariamente hasta el club, me cruzo por lo menos con 10 a 15 indigentes que sobreviven al limite de lo humano. Y en ese recorrido, somos miles los que pasamos de largo sin mirar siquiera...
Hay un señor, en la esquina de B. Mitre y Callao (a solo un cuadra del lugar donde nuestros representantes se llenan los bolsillos) que duerme envuelto en una bolsa de consorcio negra. La imagen, es por momentos, la de un rejunte de residuos y por otros, la de un cadáver. Y por más chocante que resulta esa imagen, este señor muestra lo que es, un simple desecho; desecho de una sociedad en la que pateamos la basura para que nuestra vereda esté limpia y el de al lado que se arregle.

Cuando sonó el teléfono para avisar que estaba nevando, salí al patio de la casa de mi vieja y luego a la terraza para ver y sentir la suavidad con que los copos caían sobre mí y se derretían. Ese simple contacto con el agua helada bastó para que me emocionara (nunca había visto nevar) y miles de recuerdos y sensaciones me hicieran pensar en lo hermoso de la naturaleza.
Claro que era hermoso para mí, que tenía dos camisetas y un pullover, y una estufa encendida para calentarme las manos.
No creo que haya sido hermoso para los miles de personas que viven en la calle o los millones que viven "por debajo de la línea de pobreza"

Hoy, mientras buscaba fotos para poner en el blog me enteré que ayer el mundo siguió su curso y que sucedieron otras cosas (bombas, muertos, incendios, protestas, detenidos, denuncias, etc, etc) además de la caída de nieve en Buenos Aires.

Ver nevar ayer fue algo hermoso, pero ver hoy todo lo que puede tapar un copo de nieve me resultó un poco abrumador.
Quizás es la combinación entre el frío, 'los niños del hombre' y el eterno pesar del 'eternauta' lo que me hace pensar en un futuro muy poco prometedor...

(quizás necesite oír el llanto de un bebé...)