jueves, 22 de noviembre de 2007

Mente sobre el agua

(Después del frío padecido en Baradero, este fin de semana llega San Pedro y el servicio meteorológico anuncia un domingo con brusco descenso de la temperatura y una mínima de 7º. Es todo un desafío, después de haber 'afilado el hacha' durante un par de días, saber si voy a poder tirar abajo el árbol de los temores - que a veces llega a ser toda una araucaria petrificada...)
(En el curso de Psicología del Deporte, tuve la oportunidad y el placer de conocer a la Dra. Patricia Wightman, quien, entre otras muchas cosas, trabaja con María Inés Mato, la gran nadadora argentina de 'aguas heladas'. A continuación publico el comienzo del trabajo de la Dra. Wightman sobre los desafíos de María Inés, llamado "Mente sobre el Agua". Pueden acceder a la nota completa en Centro Argentino de Información Deportiva, no tiene desperdicio)

Mente sobre el agua
Desafiando creencias físicas y mentales amenazadoras de la vida.
El CENARD en Argentina es similar al campo de entrenamiento del Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC) en Colorado Springs, Colorado. Los atletas reciben todos sus chequeos y controles de entrenamiento allí. Como Encargada del Departamento de Psicología desde 1990 he trabajado con muchos atletas y equipos, incluyendo el equipo de básquetbol de caballeros que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

María Inés Mato trabajó, antes de cruzar el Canal de la Mancha, con técnicas de relajación, respiración, visualización, terapia cognitivo-comportamental y todo lo que ello implica. También se entrenó después con bio-feedback, meditación, yoga y otras técnicas, especialmente para tener control de su temperatura corporal.

Es una nadadora de aguas abiertas de 39 años que perdió parte de su pierna derecha en un accidente a la edad de cuatro años y empezó a nadar cuando tenía seis. Compitió en eventos convencionales de larga distancia hasta 1992. Ese año fue a nadar en un evento de aguas abiertas en el Río Paraná (Argentina). Ella explica,
“La primera vez que nadé en un río estuve fascinada y sabía que era algo que yo quería hacer toda mi vida. La textura del agua, la corriente, el paisaje, la velocidad del río, los reflejos del sol. Me di cuenta de que era un lugar donde quería estar.”

Desde entonces su vida se ha dividido en dos períodos con diferentes motivaciones y metas. De las competiciones de aguas abiertas, ella pasó a cruces individuales de larga distancia que no son “competitivos” en un sentido tradicional. Entonces, sus primeros desafíos fueron clásicos eventos de aguas abiertas: el Canal de la Mancha, el Canal Belt (de Dinamarca a Alemania), la isla de Manhattan y el Estrecho de Gibraltar. Ella está actualmente reconocida en el Libro Guinness de los Records Mundiales y también ha sido nombrada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires y otras ciudades. En el camino, ha desarrollado su propio método de entrenamiento que incluye múltiples abordajes para el entrenamiento mental. “Me empecé a dar cuenta de que podía nadar por mucho tiempo entrenando muy poco. Pero realmente, esto no tenía nada que ver con omnipotencia; yo sabía que podía compensar el hecho de no entrenar en el agua con un esquema de entrenamiento mental que me daba mucha confianza para lo que estaba haciendo. Entiendo que para alguien que observa desde afuera esto puede parecer fuera de la realidad”. Ella empezó a trabajar con Psicología del deporte en el CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) antes de cruzar el Canal de la Mancha (25/8/97). Con su equipo tuvieron que trabajar sobre metas, sobreponerse a obstáculos (incluyendo dirigentes oficiales que dudaban de que estas ideas o sueños podían volverse realidad), usando relajación, visualización y desensibilización.

Para sus hazañas, ella ha empleado diferentes fuentes de inspiración. Por ejemplo, en 2001 estudió las leyendas y la historia de las tribus Yamana que vivían en el Canal del Beagle, Tierra del Fuego. La palabra “yamana” significa “espíritu del agua”. Los Yamana eran una tribu indígena que usaban canoas. Vivían casi enteramente de aves, focas, pescados, mejillones y lapas (una especie de molusco). Las mujeres cocinaban, buscaban agua, remaban en las canoas y preparaban el material para estas. Ellas eran buenas nadadoras, pero era raro encontrar un Yamana hombre que pudiera nadar. Los miembros de esta tribu vivían en lugares donde por muchos kilómetros no había playas donde se pudieran dejar sus canoas. Por tanto, estaban obligados a anclarlas en las rocas donde pudieran encontrar el mejor resguardo. Este anclaje era hecho por las mujeres. Después de que la canoa era descargada y el esposo había ido al bosque a recolectar combustible para el fuego, la mujer se iba remando en la canoa entre las espesas algas, que funcionan como un espléndido rompeolas. Ella aseguraba la canoa, y una vez que estaba anclada a salvo, desnuda se tiraba al agua, nadaba a la costa y se apresuraba a ponerse al lado del fuego para entrar en calor (todo esto a una temperatura de 6° C). Las mujeres Yamana nadaban estilo “perrito” y no tenían dificultades entre las espesas algas. Aprendían a nadar durante su infancia y frecuentemente eran llevadas al agua por sus madres para que se acostumbraran. En el invierno, cuando las algas estaban cubiertas por una capa de escarcha, una beba con su madre a veces hacía que nadar con ella “a caballito” fuese difícil ya que se podía trepar a la cabeza de la madre para escapar del agua fria y las heladas algas (Bridges, 1988).

El propósito del Proyecto Lakuma para María Inés fue la reivindicación de los derechos humanos y recordar el rol de las mujeres de esta tribu. Fue esponsoreada por Amnesty International y la UNESCO (3/3/2001). Estos sentimientos eran tan fuertes que María Inés volvió al sur para nadar en la pared sur del Glaciar Perito Moreno.

María Inés descubrió que el agua helada era su hábitat. Ella explica, “la motivación detrás de todo esto tiene que ver con el agua fría. He creado un contexto imaginario donde el aire es más caliente que el agua pero no niego que el agua sea fría. Con mi entrenador, Claudio Plit, he aprendido a diferenciar el agua fría de lo que está dentro de mi cuerpo…aunque mi cuerpo esté helado. Con cada respiración, calor entra en mi cuerpo, el cual retengo. Me veo a mi misma roja del calor. La gente no acepta el agua fría. Yo la acepto y pienso que el exterior es frío pero que el agua me protege. Para lograr esto siempre he demandado 100% de mi misma en cada entrenamiento. El agua siempre ha significado un lugar donde tengo una percepción mental particular, un estado atencional que no tengo cuando estoy fuera del agua.” Este particular marco mental y estado de ánimo le asegura evitar el temor al agua fría.

“Básicamente, todos tienen algo que les gustaría hacer pero que no se atreven. Si hay algo que me gustaría, es ayudar a las personas a abrir sus mentes y dejar de ser tan estructurados.”

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