viernes, 5 de diciembre de 2008

Penélope???

Penélope, con su bolso de piel marrón, y sus zapatos de tacón, y su vestido de domingo.
Penélope, se sienta en un banco del andén y espera a que llegue el primer tren meneando el abanico.
Dicen que en el pueblo que un caminante paró, su reloj una tarde de primavera.
Adiós amor mío no me llores volveré antes que, de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mi, volveré, por ti, Pobre infeliz, se paró su reloj infantil una tarde plomiza de abril cuando se fue tu amante
Se marchitó, en tu huerto hasta la última flor no hay ni un sauce en la calle mayor para Penélope.
Penélope, tristes a fuerza de esperar tus ojos parecen brillar si un tren silba a lo lejos.
Penélope, uno tras otros los ve pasar mira sus caras, les oye hablar para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo que el caminante volvió la encontró en su banco de pino verde. La llamó Penélope, mi amante fiel, mi paz. Deja ya, de tejer sueños en mi mente. Mírame, soy tu amor, regresé, Le sonrió, con los ojos llenitos de ayer, no era así su cara ni su piel, Tú no eres quien yo espero.
Y se quedó con su bolso de piel marrón y sus zapatitos de tacón sentada en la estación, sentada en la estación. (Joan Manuel Serrat)


Penélope teje su lienzo durante el día y lo deshace durante la noche, hasta ahora nada nuevo, pero en esa acción de tejer destejer, va tejiendo historias, Serrat lo llama sueños en su mente, va haciendo historias de Ulises, el ausente, cada día con Penélope frente al mar la suerte de Ulises es diferente, cada noche esa historia se cae en pedazos ante la desilución, durante diez años las travesias de Ulises son inferiores ante la imaginación de su esposa que lo ha visto muerto ante la lanza de un troyano, reducido a huesos en la isla de un ciclope, pese a todo, cada tarde se sienta frente a la playa para dejar morir deshacer otra historia y tejer otro final...

"Tercer día"
Casi ya de madrugada
deshice cama y también veladores
guardé hedredones, sábanas y joyas,
como siempre en aquella alacena.
Cambié el delicado camisón de lino damasquino
por uno más sereno hilado en casta lana blanca.
Por la tarde me dormí llena de conjeturas siniestras
y otra vez en el sueño-esa oscura ley que me castiga
-vi a Ulises
amando a Circe la hechicera- por cierto, qué mujer más bella.
Al despertar, mudé los muebles de lugar
para empezar un no sé qué con otro orden.
Y, ahí estaba, hila que te hila escribe que te escribe
teje que te teje.
En mi balcón de costura
deshilo desescribo, destejo
sin comprender qué naufragio interior es el que no me permite hilar a Ulises,
en la isla,
aquí,
conmigo.
Pero de súbito, Penélope mi hermana,
despierto en otro sueño
veo
otra
la trama:
una hebra que se tuerce
un hilo que se muerde
un verbo que hace falta
y comprendo, por qué no llega nunca aquel que espero.
¡El conjuro, el conjuro convoca el gesto inverso!
El hilo se desata
el sueño se desueña
la canción se desencanta
parezco una valija desvalijada
una nada.
Soy un cuento que ya no cuenta
el regreso de Ulises a Itaca.
¿Qué hacer, dime, si Ulises vuelve ahora?
(texto de Blanca Wiethüchter, extraído de Itaca)


Los últimos dos textos fueron extraídos del blog "Tramp Streamer"

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