Dentro de una semana estaré en San Luis participando de un nuevo Campeonato Argentino de Natación Master y ya es el 4º para mí. En los 3 anteriores la emoción, la ansiedad, la adrenalina hicieron que la espera resultara eterna y que llegado el momento se pasara todo demasiado rápido. Esta vez, 8 días de reposo por laringitis, bronquitis y cuanto virus andaba dando vueltas me dejaron 15 días fuera de la pileta y sinceramente el retorno no fue para nada glorioso. Siento que cada músculo de mi cuerpo quiere dedicarse a seguir descansando mientras neuronas se intoxican de películas y series. Por eso el desafío de este master va a ser mayor al de los anteriores, porque va a implicar mantener el entusiasmo, cosa que a una semana está bastante escaso ¿lo venderán en Farmacity?.
Lo único bueno del regreso a la pileta fue, que con el agua volvieron los sueños. Sueños de no llegar a tiempo a la prueba, de que se rompan las antiparras, de no encontrar la malla, de salir primera, de llegar última, de nadar con mis compañeros de la infancia, etc, etc, etc. Y si Freud dice que los sueños son una realización de deseo, es que mi deseo se sigue jugando en el agua y será cuestión de desperezar un poco el cuerpo y activarlo para el viernes próximo...
[Solo espero que mi entrenamiento mental para los 400 combinados funcione porque llegaré al Master sin haberlos nadado ni una sola vez (ni siquiera en entrenamiento...)]
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