Hoy, un comentario de Fabiana Sosa en un álbum que publiqué en Facebook me regaló la frase que encabeza esta entrada y que resume la mayoría de las sensaciones que aportó ser colaboradora en el Campeonato Argentino-Internacional de Natación Adaptada que se desarrollara este fin de semana en el CeNARD, con la participación de los mejores nadadores de Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil y Chile.
Si algo me demostraron todos estos nadadores, es que cuando hay ganas de vivir, no hay límites.
Puede que a sus cuerpos les falte algo, puede que tengan una discapacidad física o funcional, pero sin ninguna duda su DESEO vale más que cualquier falta.
Tantas veces me dio vergüenza subirme al cubo de partida con un par de kilos demás o con la malla gastada; tantas veces me dio vergüenza que me sacaran 100 metros nadando los 800 libres; tantas veces me dio bronca llegar última en la serie y que me estuvieran esperando para salir del agua; tantas veces me dieron bronca las horas de espera, el cansancio, las comparaciones...Este fin de semana me di cuenta cuán limitado (o discapacitado) estaba mi deseo. El año pasado dejé de competir en Master porque me daban bronca ciertas 'diferencias'. Y me enojé, y pensé y lloré y me encerré y solo cuando me di cuenta que me estaba ahogando en un vaso de agua (el colmo para una nadadora) pude salir y sentir que no podía renunciar a mi deseo por un simple traspies... Pero igualmente me impuse una 'discapacidad'... no querer enfretar el pasado, no querer volver a ver ciertas cosas que no quiero ver y al mejor estilo 'fóbico' eso me alejó del mundo Master que tanto disfrutaba...
Obviamente se fueron abriendo otras puertas y me fui zambulléndo en otras aguas y, así como la semana que viene el Cenard me espera para nadar los 200 libres y los 50 mariposa (con un año sin entrenamientos) en mi debút competitivo como entrenadora, este fin de semana las olas me llevaron a ser cronometrista en el Torneo de Natación Adaptada.
Y ahí, no importaban las diferencias, ni la forma de llegar al cubo de partida, ni la marca de la malla, ni quién tenía la gorra más original. Ahí lo que importaba era cómo cada uno de los nadadores vencía la resistencia del agua en el menor tiempo posible...Me hubiera gustado poder fotografiar o filmar ciertas imágenes que quedaron grabadas en mi retina, pero todo no se puede y esto es solo un burdo intento de trasmitir algo de eso.
Me hubiera gustado que la tribuna estuviera llena y todos pudieran ver al nadador que completó los 200 libres con su único brazo como único medio de tracción/propulsión (y aclaro, por si no me entienden, que tampoco tenía piernas). Me hubiera gustado que vieran los 100 metros mariposa de varones, escucharan el grito de alegría del 2º cuando vio que su amigo que había llegado 1º había hecho un tiempazo (1'07" creo) y vieran como me empapaba con su festejo...Me hubiera encantado que todos pudieran aplaudir a las nadadoras de Chile, Colombia y Brasil que salían de cada prueba agotadas, pero con una sonrisa.
Cuando llegamos alguien había comentado al pasar: 'yo todavía no mire nada, no estoy lista para mirar' y realmente me hubiera gustado decirle que yo sí miré y tampoco estaba lista para ver lo que vi. Miré a los ojos a todos y vi alegría, nerviosismo, temor, felicidad, inquietud, satisfacción, agradecimiento, frustración y todas esas sensaciones por las que pasamos todos en las distintas situaciones de nuestras vidas... Pero además lo que vi, es lo que les mencionaba al comenzar; es que somos distintos, no me cabe la menor duda. Somos distintos porque a veces una piedra en el zapato hace que dejemos de caminar y nos quejemos. Somos distintos porque estamos más acostumbrados a encontrar excusas que a luchar por nuestros sueños. Somos distintos porque los consideramos distintos, cosa que la mayoría de ellos no hace.
Y somos distintos porque nos resulta más facil mirar la falta que lo que hay más allá de ella. Porque si me fui con el alma llena de sensaciones fue porque más allá de lo que se ve, más allá de la discapacidad, física o funcional, que determina la categoría en que compite, hay un deportista que se esfuerza entrenando y que lo hace de manera profesional, que establece junto a su entrenador sus propios objetivos y trabaja para alcanzarlos. Un deportista que muestra con orgullo lo aprendido y entrenado y celebra cada segundo bajado como cualquier otro. Un deportista que sueña con representar a su país de la mejor manera posible. Un deportista, que al igual que cualquier otro, quisiera disponer de las condiciones mínimas necesarias para demostrar su habilidad o destreza, sin complicaciones. [El Torneo empezó tarde porque faltaban voluntarios y después sufrió un receso de 4 horas -que no estaba previsto- porque no había guardavidas -y era el Cenard, no la pileta de mi barrio- en fin, más de lo mismo (porque para lo malo si que no hacemos diferencias)...]
La perla del evento fue una toma de tiempo de Guillermo Marro en 50 espalda, con nuevo Récord Panamericano (espero poder subirles el video pronto).
Nota: acá dejo un link a una nota que publiqué sobre Guillermo y sobre la Natación Adaptada: "Nadadores que son tapa"