El día sábado a las 10 de la mañana estaba programada la 80° edición del tradicional cruce al río Paraná, en Posadas - Misiones. El desafío implicaba atravesar a nado, desde el club Pacú Cúa en Encarnación y hasta el Instituto del Seguro en Posadas, en un dificil recorrido de más de 6500 metros.
Pero a poco minutos de largada esta prueba, sobrevino la tragedia.
[Sito la Noticia tal como fuera publicada por Misones Online el domingo 17]
La tragedia se adueñó del cruce del Paraná: un muerto y siete desaparecidos
Luis Saide, un profesor de Educación Física de Santa Fe falleció ahogado en el cruce del Paraná y otras siete personas están desaparecidas: Eugenio Seró (54) –nadador-, Sebastián Roseski (39) –nadador-, Fernando Sole Mases –nadador-, Nicolás Leveki –acompañante de piragua-, Mauro Bacigalupi –salvavidas-, Manuel Leiva –acompañante de piragua- y Víctor Sessa (36). Anoche seguían la intensa búsqueda.
La tradicional competencia del cruce del río Paraná esta vez terminó en tragedia. Pocos minutos después de partir de Pacu Cuá, en Encarnación, al menos 30 personas entre nadadores y remeros, fueron arrastrados por la corriente casi debajo de unas barcazas que transportan soja. Empujados por la fuerza del agua y atraídos por el efecto succión de las embarcaciones, una persona falleció y siete continuaban anoche desaparecidas. El profesor Luis Saide de 56 años, oriundo de Reconquista, Santa Fe, se ahogó y su cuerpo fue recuperado poco después. En tanto, anoche buscaban a Eugenio Seró (54) –nadador-, Sebastián Roseski (39) –nadador-, Fernando Sole Mases –nadador-, Nicolás Leveki –acompañante de piragua-, Mauro Bacigalupi –salvavidas-, Manuel Leiva –acompañante de piragua- y Víctor Sessa (36). Seró es una de las personas que más veces cruzó el Paraná y esta era la 47°.Un nadador permanecía anoche internado en estado crítico y otro en observación.Las escenas de congoja en el puerto posadeño eran desgarradoras. Familiares y amigos permanecían en una tensa vigilia a la espera de novedades, aunque admitían que el paso de las horas conspiraba contra la posibilidad de encontrar con vida a los desaparecidos.Según testigos, Luis “Lobo” Saide pudo salvar la vida de su hija pero no pudo salvarse él. Saide iba acompañando a una de sus hijas a quien le daba indicaciones permanentemente, mientras que a la otra hija del profesor la acompañaba Verónica Codazzi. Las historias tristes se repiten: Bacigalupi no iba a meterse al agua y era el encargado de recibir a los nadadores en el club del IPS, pero un amigo lo invitó a subir a un jet ski. El propio Bacigalupi pudo salvar a algunos competidores, pero él cayó al agua. Piraguas, motos de agua y nadadores lucharon hasta el cansancio para lograr salir a flote. Personas que estuvieron en la escena contaron que “nos estiraba para abajo”. “Escuchábamos gritos de pánico y de impotencia”, contó Matías Aranda, un periodista deportivo de Canal 12 que cubrió la largada de la 80 competencia. Luego de la tragedia, la barcaza, que se mantenía anclada en el mismo lugar, fue movida para que salgan los restos de piraguas y otras pertenencias de los acompañantes y nadadores, pero no se encontró ningún cuerpo.La tragedia pudo haber sido mucho peor, ya que al menos 30 personas fueron chupadas por las embarcaciones sojeras ante el fuerte oleaje. Los propios piraguistas pusieron en riesgo su vida para salvar a los nadadores, hasta que llegaron las lanchas de Prefectura Naval Argentina y de la Armada paraguaya. Anoche se esperaba la llegada de buzos tácticos de Prefectura, desde Resistencia y de la Entidad Binacional Yacyretá. El Gobierno provincial se sumó a la búsqueda y el ministro de Gobierno, Jorge Franco se puso al frente del operativo. Liberaron combustible para las lanchas privadas que se sumaron a la búsqueda y anoche instalaron carpas en el puerto para los familiares. Además, Salud Pública puso psicólogos a disposición de los familiares.Según Jorge Antonio Lezcano, segundo jefe de Prefectura Posadas, las condiciones estaban dadas para largar la competencia, pese a la crecida. “Solamente estamos colaborando con los compañeros paraguayos, lo sucedido fue en aguas paraguayas, por lo que no nos compete jurisdiccionalmente, apenas recibimos la noticia, enviamos apoyo inmediatamente, pero no es nuestra responsabilidad”, indicó el prefecto. Lezcano aseguró que “vamos a buscar hasta que aparezca el último cuerpo, seguiremos colaborando con la Armada Paraguaya y cabe reconocer que si se encuentra algo, será inmediatamente llevado a la costa de Encarnación”.Los competidores también señalaron que se podía competir, aunque reconocieron que apenas salieron, “se levantó oleaje”. Pero el presidente de la Federación Paraguaya de Natación (Fepana), Juan Carlos Orihuela, manifestó que no consideraba oportuno realizar la competencia en el río Paraná.En lo mismo coinciden conocedores del Paraná, quienes advirtieron que hubo fallas de seguridad e impericia de los guías, que se acercaron demasiado a las barcazas y ponen como prueba que los más expertos, cruzaron el río con normalidad. Señalaron que había guías que no conocían las condiciones del río y también nadadores con poca preparación.Hugo Leiva, uno de los rescatistas, ya de noche, señalaba que las condiciones de búsqueda se tornaban muy difíciles, por la crecida del río y la costa paraguaya, llena de troncos y árboles. “Es muy difícil y las horas nos juegan en contra. Pero la esperanza es lo último que se debe perder”.
Luis Saide, un profesor de Educación Física de Santa Fe falleció ahogado en el cruce del Paraná y otras siete personas están desaparecidas: Eugenio Seró (54) –nadador-, Sebastián Roseski (39) –nadador-, Fernando Sole Mases –nadador-, Nicolás Leveki –acompañante de piragua-, Mauro Bacigalupi –salvavidas-, Manuel Leiva –acompañante de piragua- y Víctor Sessa (36). Anoche seguían la intensa búsqueda.
La tradicional competencia del cruce del río Paraná esta vez terminó en tragedia. Pocos minutos después de partir de Pacu Cuá, en Encarnación, al menos 30 personas entre nadadores y remeros, fueron arrastrados por la corriente casi debajo de unas barcazas que transportan soja. Empujados por la fuerza del agua y atraídos por el efecto succión de las embarcaciones, una persona falleció y siete continuaban anoche desaparecidas. El profesor Luis Saide de 56 años, oriundo de Reconquista, Santa Fe, se ahogó y su cuerpo fue recuperado poco después. En tanto, anoche buscaban a Eugenio Seró (54) –nadador-, Sebastián Roseski (39) –nadador-, Fernando Sole Mases –nadador-, Nicolás Leveki –acompañante de piragua-, Mauro Bacigalupi –salvavidas-, Manuel Leiva –acompañante de piragua- y Víctor Sessa (36). Seró es una de las personas que más veces cruzó el Paraná y esta era la 47°.Un nadador permanecía anoche internado en estado crítico y otro en observación.Las escenas de congoja en el puerto posadeño eran desgarradoras. Familiares y amigos permanecían en una tensa vigilia a la espera de novedades, aunque admitían que el paso de las horas conspiraba contra la posibilidad de encontrar con vida a los desaparecidos.Según testigos, Luis “Lobo” Saide pudo salvar la vida de su hija pero no pudo salvarse él. Saide iba acompañando a una de sus hijas a quien le daba indicaciones permanentemente, mientras que a la otra hija del profesor la acompañaba Verónica Codazzi. Las historias tristes se repiten: Bacigalupi no iba a meterse al agua y era el encargado de recibir a los nadadores en el club del IPS, pero un amigo lo invitó a subir a un jet ski. El propio Bacigalupi pudo salvar a algunos competidores, pero él cayó al agua. Piraguas, motos de agua y nadadores lucharon hasta el cansancio para lograr salir a flote. Personas que estuvieron en la escena contaron que “nos estiraba para abajo”. “Escuchábamos gritos de pánico y de impotencia”, contó Matías Aranda, un periodista deportivo de Canal 12 que cubrió la largada de la 80 competencia. Luego de la tragedia, la barcaza, que se mantenía anclada en el mismo lugar, fue movida para que salgan los restos de piraguas y otras pertenencias de los acompañantes y nadadores, pero no se encontró ningún cuerpo.La tragedia pudo haber sido mucho peor, ya que al menos 30 personas fueron chupadas por las embarcaciones sojeras ante el fuerte oleaje. Los propios piraguistas pusieron en riesgo su vida para salvar a los nadadores, hasta que llegaron las lanchas de Prefectura Naval Argentina y de la Armada paraguaya. Anoche se esperaba la llegada de buzos tácticos de Prefectura, desde Resistencia y de la Entidad Binacional Yacyretá. El Gobierno provincial se sumó a la búsqueda y el ministro de Gobierno, Jorge Franco se puso al frente del operativo. Liberaron combustible para las lanchas privadas que se sumaron a la búsqueda y anoche instalaron carpas en el puerto para los familiares. Además, Salud Pública puso psicólogos a disposición de los familiares.Según Jorge Antonio Lezcano, segundo jefe de Prefectura Posadas, las condiciones estaban dadas para largar la competencia, pese a la crecida. “Solamente estamos colaborando con los compañeros paraguayos, lo sucedido fue en aguas paraguayas, por lo que no nos compete jurisdiccionalmente, apenas recibimos la noticia, enviamos apoyo inmediatamente, pero no es nuestra responsabilidad”, indicó el prefecto. Lezcano aseguró que “vamos a buscar hasta que aparezca el último cuerpo, seguiremos colaborando con la Armada Paraguaya y cabe reconocer que si se encuentra algo, será inmediatamente llevado a la costa de Encarnación”.Los competidores también señalaron que se podía competir, aunque reconocieron que apenas salieron, “se levantó oleaje”. Pero el presidente de la Federación Paraguaya de Natación (Fepana), Juan Carlos Orihuela, manifestó que no consideraba oportuno realizar la competencia en el río Paraná.En lo mismo coinciden conocedores del Paraná, quienes advirtieron que hubo fallas de seguridad e impericia de los guías, que se acercaron demasiado a las barcazas y ponen como prueba que los más expertos, cruzaron el río con normalidad. Señalaron que había guías que no conocían las condiciones del río y también nadadores con poca preparación.Hugo Leiva, uno de los rescatistas, ya de noche, señalaba que las condiciones de búsqueda se tornaban muy difíciles, por la crecida del río y la costa paraguaya, llena de troncos y árboles. “Es muy difícil y las horas nos juegan en contra. Pero la esperanza es lo último que se debe perder”.
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