Falta 1 día
Solo faltan 24 horas para que comience el Campeonato en el Cenard y el comentario que dejara el Yacaré en la nota anterior me hizo pensar un par de cuestiones respecto del deporte.
El comentario fue el siguiente:
"Comparto absolutamente los nervios. Tambien es mi segundo argentino pero el primero en pileta de 50m. Es un honor participar despues de tanto sacrificio y tambien hacerlo en el CENARD, lugar donde vi batir el record de los 100m libres por parte de Meolans (49'07). Es lindo sentir el fueguito interior que todos los que hacemos deporte todavia llevamos dentro.Un gran saludo y mucha suerte !!! En mi modesta opinion.... ya logramos el objetivo."
Cuentan las leyendas griegas que Prometeo (quien amazara con arcilla y lágrimas imágenes de los Dioses, que se convertirían en "los Hombres" gracias al soplo divino de su amiga Atenea) robó "el fuego" sagrado del Carro del Sol y se lo entregó a los seres humanos para que lo emplearan en su trabajo y en su progreso material y desarrollo espiritual (Zeus les había negado el fuego al ser engañado por Prometeo en ocasión de repartirse las partes de los animales sacrificados entre hombres y dioses)
Al ver Zeus la hoguera encendida por los hombres con el fuego robado, condenó a Prometeo a permanecer durante 30 siglos encadenado a un peñasco, sufriendo la tortura que su hígado fuera devorado por un águila y luego regenerado prodigiosamente, para sucumbir al mismo destino cada tres días. (Pasarían 30 años hasta que Hércules pasara por ahí con los Argonautas, matara al Aguila y liberara a Prometeo, quien sería luego nombrado "Dios del Fuego")
La leyenda de Prometeo tiene muchas versiones y muchos detalles (esto es solo una "micro-síntesis"), pero más allá de todo simboliza el desafío, la rebeldía, la perseverancia, la búsqueda de lo justo, aún a costa del sacrificio y el sufrimiento.
En lo que respecta a la relación del fuego y el deporte, cuentan que en los juegos olímpicos de la antigüedad el fuego era mantenido encendido como un homenaje a Zeus y el evento principal era una carrera con antorchas, en donde el ganador tenía el honor de encender el altar del sacrificio...
En la actualidad, en cada juego olímpico al encender la llama olímpica se evoca la leyenda de Prometeo y se representa en cierta forma la carrera de antorchas de la antigüedad.
No es mi intención hacer un ensayo sobre la conquista del fuego (ya lo hizo Freud y el resultado es bastante loco...) sino, solo pensar (de manera muy personal) que ese "fueguito interior" que sentimos al hacer deporte y competir es una forma de apropiarnos de una parte de la antorcha de Prometeo y mantenerla encendida, a pesar del "sacrificio" que implica. Y llevando la metáfora un poco más allá, es una forma de "desafiar a los dioses" y progresar; porque más allá de todos los accesorios y todas las leyes del "mercado" (uno de los dioses más poderosos de estos tiempos) la esencia de lo que hacemos se reduce al simple contacto de nuestro cuerpo con el agua y al intento de cada uno de nuestros músculos por vencer su resistencia...
Mañana en el Cenard comienza una nueva epopeya y sean cuales sean los resultados comparto la idea de que "ya logramos el objetivo", porque al menos por mi parte, el objetivo es seguir en carrera, seguir portando esa llama que simboliza desafío, rebeldía, perseverancia y búsqueda...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario