La oficina se mudó mientras no estaba y las cajas esperaron pacientemente mi regreso. La nueva oficina, más chica, más fea y sin ventanas es una pequeña representación del panóptico que me permite hacer poco y nada de aquellas cosas que no son de índole laboral (ufa!). Además el mobiliario incluye cuatro jefes más (dos de los cuales había perdido alegremente en la mudanza anterior y ahora retornan con ganas de torturar a quien será su única empleada - es decir, Yo)
No es nada prometedor el futuro que me depara y sumando a eso que las fotos de mis vacaciones fueron casi 700, las imágenes y anécdotas de vacaciones van a tener que esperar.
Pero a pocas horas de haber comenzado un nuevo año laboral, recordé una foto que saqué en Iruya para enviar a mis compañeros de equipo con una leyenda que dijera, 'tiré la toalla... o la remera'; pero que el inmenso placer de permanecer alejada de las computadoras hizo que quedara guardada en la cámara. La foto era un intento de decir de una forma graciosa, que había encontrado el paraíso y dejaba todo atrás para echar raíces en otras aguas... y sin embargo acá estoy (a más de 1500 km de ese lugar). Hoy tendría ganas de sacarle una foto a mi escritorio quemándose o algo así, pero estoy bien 'vigilada' y el 'castigo' no se haría esperar...
1 comentario:
Bienvenida de nuevo al infierno de la ciudad y a la vuelta de la rutina!
Hoy casi ni pude chatear con vos ya que ando con mucho laburo. Pero en cualquier momento volvemos a recordar los viejos tiempos de COTIN.
Saludos!
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