Esta frase nos esperaba en la parada de colectivos en Colonia cuando, luego de recorrer el casco histórico, debíamos viajar a San Carlos que era el punto de partida de la Travesía a nado.
Creo que la frase resume el ¿qué hago acá? que me planteaba antes de viajar.
Día a día intento alcanzar sueños, a veces se escurren y me ahogo en penas y nostalgias, y otras veces se dejan alcanzar, con poco o con mucho esfuerzo.
Esto ya parecía bastante difícil, pero cuando llegamos al lugar de partida se le sumó un fuerte viento en contra, unas cuantas olas, una lluvia refrescante y la amenaza de tormenta eléctrica que podría provocar la suspensión del evento en cualquier momento del recorrido.
Llegó el momento de la partida y rodeada de niños de entre 15 a 19 años dí las primeras brazadas en un agua cálida. Enseguida los punteros se alejaron y quedé medio sola entre las olas siguiendo a un nadador de gorra naranja que parecía estar más perdido que yo. Las olas hacían difícil visualizar el punto de referencia en el horizonte y encima, luego de una media hora de nado, se largó una lluvia muy fuerte que complicaba más las cosas. Las complicaba solo para la mente, que asumía que no podría sostener el esfuerzo durante una hora más; el cuerpo no se quejaba, disfrutaba del desafío, de las olas y de las gotas de lluvia.
A la mitad de la travesía puse la mente en piloto automático dedicándola a contar brazadas (conté más de 1500...), relajé mi cuerpo para que se adaptara a los movimientos del agua (nadé muchos tramos con los ojos cerrados) que al entrar en la parte final del recorrido se tornó muy calma y así llegué a la meta con mi número 42 en la ubicación 52 tras 1 hora 07 minutos.
1 comentario:
Felicitaciones por el 1er puesto! y muy lindas las fotos. Tengo ganas de conocer esas playas blancas....
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