lunes, 21 de mayo de 2007

Claro como el agua...

El sábado a las 17 hs llegué al Natatorio Janet Campbell del CENARD para presenciar la tercera jornada del Campeonato Nacional de Mayores de Natación 2007.
No imaginé que habría tantos nadadores y una de las primeras sensaciones fue pensar en el anonimato de la mayoría de los que estaban ablandando.
Las miradas del público (que era muy poco) solo se posaban en José y en Georgina, mientras unos ochenta nadadores más se paseaban alrededor...
Después de haber presenciado los Odesur, en donde dejábamos la garganta alentando a los nadadores Argentinos, la falta de entusiasmo del público fue un bajón.
Otro bajón es estar a metros de una pileta y no poder meterse. Con Andrés nos reíamos pensando en hacer una demostración de Nadadores Masters, pero consideramos que los efectos que nuestra imagen dejaría en los nadadores sería muy poco motivadora.
En fin, comenzaron las pruebas y siempre es un placer ver a los mejores nadadores del país dejando lo mejor de sí en el agua. Lástima que con el pésimo sistema de audio entendíamos muy poco los nombres de los competidores...
Disfrutamos y sufrimos en los apenas 23 segundos de los 50 libre donde Melconian casi le gana al Pepe. Lo que resulta una desilusión es el tablero electrónico (que de electrónico tiene muy poco); es tan poco claro, que saber quién ganó se convierte en una especie de "dónde está Wally" sin Wally (imposible de resolver)
Y otro momento que sufrimos fue cuando se disputaban los 1500 metros y se cortó la luz. Los nadadores llevaban 1100 metros nadados y de golpe todo se convierte en oscuridad. Las luces de los celulares y de algunas cámaras permitían ver cómo, en penumbras, algunos de los chicos seguían nadando. Los entrenadores, los jueces y las autoridades del evento se movían de un lado a otro en el borde sin saber qué había que hacer, hasta que alguien se dio cuenta que el nadador que iba primero ya había hecho 200 metros más desde el corte de luz y bajaron la soga de partida en falso para pararlo.
Resulta lamentable que esos ocho nadadores hayan puesto lo mejor de sí para nada, porque la prueba no tenía validez, pero lo más lamentable es que pidieran a los entrenadores y nadadores que se acercaran a la mesa para "tener una conversación".
Finalmente se continuó con el evento, se volvió a cortar la luz (por suerte no había nadie en el agua), terminaron anunciando las pruebas una tras otra para terminar rápido y evitar que volviera a fallar la iluminación...
Lo que me resulta más triste es, por un lado, que todo esto sucedió en el CENARD Centro de Alto Rendimiento Deportivo, es decir, el lugar que el Estado pone a disposición de los Deportistas de Mejor nivel que representan al país en el plano internacional y que está lleno de falencias y carencias; y por otro lado, que estas cosas sucedan y que el único rastro que dejen sea el cansancio de quienes las padecen. Me da la sensación que estos problemas solo tienen el valor de anécdotas y deberían ser mucho más que eso. En realidad, deberían hacernos reflexionar, para ser más organizados y prever este tipo de situaciones en el futuro, para tratar de evitarlos o al menos, para saber qué hacer en caso de que ocurran y que, si la única posibilidad es parar la competencia, se haga de inmediato y no después de dos minutos.
Porque dos minutos para quién está deliberando al borde de la pileta o mirando desde la tribuna puede que no sea nada, pero para el que está en el agua nadando a su máxima potencia es una eternidad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que desastre! Esas cosas nos pasan a nosotros nomás. Un accidente le puede pasar a cualquiera pero hay que tener más determinación, o que se siga hasta el final y se tome el tiempo con los cronómetros de mano, o que corten al toque la prueba; 2 minutos después es una exageración.
Esperemos estar más preparados para los siguientes eventos.