lunes, 7 de mayo de 2007

Luchar hasta el final...


“En las competencias de más alto nivel entra en la natación un nuevo factor: el dolor. Aprende uno a conocer el dolor en las prácticas y ha de experimentarlo en todas las competiciones. El suplicio comienza al acercarse uno al límite de su resistencia: va produciéndose gradualmente, afectando el estómago primero; los brazos se sienten pesados; las piernas se ponen tensas… en los muslos, en las rodillas.

Se hunde uno más en el agua, como si alguien lo estuviese empujando por la espalda. Se le dificulta mantenerse a flote. La percepción cambia. Los sonidos de la piscina se combinan hasta convertirse en un rugido constante en los oídos. El agua toma un matiz rosado. Se siente como si fuera a desprendérsele a uno el estómago; cada patada duele lo indecible, y de pronto se oye un destemplado grito interior.

Entonces hay que elegir: o desistir u obligarse uno a luchar hasta el final, a sabiendas de que el tormento será agudísimo. Precisamente en ese momento se separan los grandes competidores de los demás, pues son los últimos pocos metros los que cuentan. La mayoría de los nadadores desiste. Si se logra traspasar la barrera del dolor, llegando al verdadero martirio, se es campeón.”

Don Schollander ("Deep Water")
Fuente: Andarivel 4

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que nunca seré campeón.. o lo seré pero de otra categoria: de los que nadan por placer. jeje..