El Agua de la Vida empezó como un relato de mi conexión con el agua y las historias que fueron acercándome y alejándome de ella.
Llega el momento ahora, de contar cómo comenzó mi actual contacto con el agua y resulta ser misión muy difícil, porque ya no se trata de escribir sobre personajes del pasado, sino que me toca hablar de personas con las convivo a diario...
Después de haber hecho el profesorado de Natación en el 2000, tuve un par de encuentros fugaces con el agua... fui un par de veces al Megatlon Ateneo en el 2001, dos meses a la Escuela de Natación de Paraguay (donde le enseñé a nadar a una amiga) en 2004 y tres meses al Ateneo de la Juventud en el 2005. En todos los casos iba a pileta libre y nadaba unos 1000 a 1500 mts una o dos veces por semana. El principal problema eran mis horarios, terminaba tarde de trabajar y no encontraba una pileta que cerrara tarde y que me quedara cerca.
Un día encontré a la vuelta del trabajo una sede de Sport Club con un cartel que decía "Próximamente 24 hs.", entré a averiguar y me invitaron a ver la pileta. El magnetismo que tuvo para mí observar una pileta después de meses sin entrar al agua, fue tan fuerte, que hizo que al día siguiente pagara la primer cuota y volviera a armar el bolso.
Una tarde de febrero de 2006, teniendo una semana de vacaciones del trabajo y sin más posibilidades que ir a la pileta, me fui a remojar un poco al Cecchina. Cuando salí del agua, el guardavidas me preguntó si había nadado de chica... Nos pusimos a conversar y me terminó invitando a entrenar con su equipo de natación: "Marea Roja".
Recuerdo que a los dos días lo perseguí por toda la pileta para que me dijera que tenía que hacer, y al saludarlo recordándole que él me había invitado, me dijo: "Ah, si. 500" y esos fueron los primeros 500, de muchos metros de entrenamiento...
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Pablo es un tipo que trasmite su pasión por el agua todo el tiempo, y yo le agradezco inmensamente por todo lo que aprendí este último año, por todas las emociones que recuperé respecto del agua (placer, adrenalina, cansancio, alegría, esfuerzo, etc, etc) y porque sin ese "Ah, si. 500" no estaría escribiendo esto, ni este blog tendría sentido y muy probablemente estaría ahogada entre la rutina y el tabaco...
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