Un viejo refrán dice que no todo lo que brilla es oro, y eso pudo verificarse entre los expositores del Congreso también.
Luego de las primeras ponencias de los invitados extranjeros, que explicaban las pautas para la formación de nadadores infantiles y juveniles y las claves para ser un entrenador exitoso; llegó la hora de los argentinos y la primer expresión fue: "Todo muy lindo, muy interesante, pero esto es Argentina y no tenemos tantos nadadores para andar probando..."
Quizás la frase tenga un fondo de verdad, pero lo peor, es la imposibilidad de escuchar a los otros y de detenerse a reflexionar.
Nadie tiene la verdad, porque para mí, incluso filosóficamente, la verdad no existe, pero uno puede aprender de las experiencias de los otros y para eso es necesario "escuchar".
Escuchar. La definición de la Real Academia Española es 1) Prestar atención a lo que se oye. 2) Dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia. 3) Aplicar el oído para oír algo.
Parece tan fácil, y sin embargo, si al oír, estamos pensando en Argentina, su pobreza deportiva, la escasez de piletas en condiciones y el sueldo magro que le pagan a un entrenador a fin de mes, en realidad no estamos escuchando.
Ni hablar de aquellos nadadores reconocidos y profesores expositores que mientras unos exponían, se juntaban en el fondo (como alumnos de secundaria) para contarse anécdotas y reír como si nada.
Mientras Moccagatta explicaba por qué, según su opinión, en determinada parte de determinado entrenamiento usaría series planas, un profesor de Córdoba lanzó una carcajada, como diciendo "está loco" a lo que Tato tuvo que decir: "bueno, parece que le causa gracia, yo trabajo así..."
Por otro lado descubrí por qué nunca conseguí trabajo como "profe" de natación:
1) no tengo ninguna prenda Nike (debería comprar al menos un par de medias)
2) no tengo termo de acero inoxidable (el Aladino está fuera de circuito)
3) mi mate no es ni de madera de Ñandubay ni está forrado en cuero de Tapir
4) mi ringtone de Nokia es demasiado vulgar
5) copio las diapositivas con birome en un cuaderno (debería comprarme una cámara digital para fotografiar una por una)
Como anécdota del Congreso, me quedó una imagen de "la argentinidad al palo": La cara del alemán Kurt Wilke, mientras firmaba la fotocopia anillada de un texto de él, a pedido de un alumno del Instituto de Natación y Deportes.
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